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  • Las formas literarias de presentaci n

    2019-06-19

    Las formas literarias de presentación de los textos aquí comentados son distintas: estamos frente a una obra de teatro, dos artículos (o capítulos de libro) y un cuento.
    El establecimiento de una ‘periodización’ de la historia de la literatura mexicana a partir de cuatro etapas —la prehispánica, la novohispana, el siglo y la contemporánea— pareciera algo dado de manera en ella se integran las producciones líricas y los mitos de los pueblos precolombinos; los autos sacramentales, sermones, poemas y obras dramáticas del periodo colonial; la Arcadia, el Romanticismo, la novela histórica y el Modernismo decimonónicos; así como el Ateneo, las vanguardias, la novela de la revolución, el grupo de los Contemporáneos y los narradores, poetas, dramaturgos y ensayistas del siglo (y lo que va del ). Todos ellos conforman una unidad que denominamos literatura nacional, la cual ha integrado una serie de autores y textos heterogéneos, en torno a la idea de una literatura común que, entre otras cosas, nos ayuda a definirnos como . Sin embargo, esta visión, interiorizada y transmitida durante el siglo a través de la educación, los libros y los manuales escolares, no es tan como podría parecer: es, más bien, una construcción historiográfica elaborada durante el siglo . Esto implica que la integración del prehispánico y novohispano a la idea de una literatura fue el resultado de una transformación, ocurrida a partir de la segunda mitad del siglo , en la cual las elites intelectuales pudieron distanciarse de un pasado conflictivo —como era el colonial— para integrarlo en la idea de una historia común. Las siguientes páginas abordarán, por lo tanto, las reflexiones elaboradas por José María Vigil (1829-1909) sobre su manera de integrar el pasado novohispano en la historia literaria mexicana. Trabajar con esta incorporación del pasado alpha adrenergic blockers en la obra del intelectual jalisciense nos lleva a una segunda cuestión, no menos importante: la restitución que Vigil realiza de gran parte de la obra de sor Juana Inés de la Cruz frente a una lectura, por lo general negativa, que fue una constante durante el siglo . Ahora bien, el interés de Vigil por la historia nacional está fuertemente vinculado con sus labores magisteriales y su trabajo como director de la Biblioteca Nacional. Estas labores orientaron sus reflexiones sobre la historia hacia un enfoque pedagógico, en donde se destaca la importancia del estudio y enseñanza de la “historia patria” en general, así como sobre la historia de la literatura en particular. No es posible por lo tanto entender su proyecto para una historiografía literaria mexicana si no la situamos dentro de su propuesta pedagógica sobre la necesidad de conocer la “historia nacional”. Así, en un ensayo de 1878 titulado “Necesidad y conveniencia de estudiar la historia patria”, considera fundamental el estudio del pasado mexicano, tanto del periodo prehispánico como del colonial, ya que, según su punto de vista, los dos obstáculos para el establecimiento de la “paz y del desarrollo de los elementos benéficos” de la nación, serían “el sentimiento de odio al sistema colonial” y el “desprecio hacia las razas vencidas” por los españoles (: 268). La concepción de Vigil de la historia y el pasado concuerdan con una transformación en la forma de relacionarse con éste, en donde la integración de lo prehispánico y lo colonial permite establecer una salida a los problemas actuales así como sentar las bases de un itinerario hacia el progreso. La finalidad de la historia, bajo esta perspectiva, estaría encaminada a educar a la sociedad mexicana con vistas a su realización plena, que sería la tarea de los mexicanos del (que en este caso sería el de 1870). En este sentido, la historia tendría una doble tarea, como lo señala Guillermo Zermeño al describir las implicaciones que el (1853-1856) tuvo en esta nueva concepción historiográfica: “proporcionar una nueva ilustración sobre el pasado” y “servir de ilustración pedagógica a los presentes” (158). Esta concepción, en la cual empezaría a considerarse a la historia una disciplina científica que permite, a partir de una serie de procedimientos metodológicos, ilustrar a los ciudadanos de un presente conflictivo e imperfecto, aparece claramente en el texto de Vigil: